(Jerez de los Caballeros, 1908 – Olivenza, 1991)

     Ingresó con 14 años en el Seminario de San Atón y fue ordenado sacerdote en 1933. Comenzó a ejercer su ministerio en Olivenza al año siguiente, orientando su labor hacia el barrio obrero por excelencia, La Farrapa, rebautizado por él como Barrio del Sagrado Corazón. En 1944 arranca lo que fue el gran proyecto de su vida, las Escuelas Parroquiales, núcleo de una labor no sólo educativa, sino también catequética, socio-cultural, deportiva, laboral y urbanística, marcada en todo momento por los moldes de la época y su fuerte personalidad. En la pechera de este activo sacerdote colgaron innúmeras condecoraciones y medallas reconociendo su labor. En el año 1953 fue nombrado hijo adoptivo de Olivenza, la ciudad donde, inasequible al desaliento, desarrolló su vasta obra.

     (Bibliografía: HIDALGO BUENO, Rafael.- Con las rodillas y la pluma. Badajoz. 2004)